Le llaman conducir... A construir los enemigos.
El tema de mi última editorial no es un tema agronómico como
alguno podría suponer, tampoco refiere tan solo a un debate propio de los
modelos de desarrollo. No se trata de ocultar el rol de la llamada oligarquía
vacuna, sino de reflexionar sobre el poder que ahora detentaría. Nadie niega
que se halle esa oligarquía sobre el escenario político, de lo que se trata es
de ver en que lugar de ese escenario está ubicada, si como dicen muchos
kirchneristas e halla en el centro o acaso se ha corrido y el rol principal de
la obra le corresponde a una oligarquía gerenciadora y empresarial ligada a las
grandes corporaciones internacionales. No es un debate menor el que llevamos.
No sólo porque podríamos estar peleando contra fantasmas sino porque el poder
que suponemos reside en la nueva oligarquía de los Agronegocios, es
infinitamente mayor al de la oligarquía vacuna...
En realidad de lo que se trata, es de esclarecer y debatir
sobre los modos de ejercitar la política, o como habría dicho Perón: acerca de
los estilos de la conducción. Se trata también, de poner al descubierto maneras
de actuar que mas allá de que se referencien en el peronismo, mezclan modelos
de pensamiento de los años setenta con otros de los noventa. ¿A que me refiero?
Me refiero concretamente a lo que se denomina "la construcción del
enemigo", y cuando hablo del pensamiento de os años setenta me refiero a
como se puede consciente o inconscientemente, practicar un modo rígido de
pensamiento político que tienda a clasificar en blancos y en negros, a la vez
que indiferenciar matices, que se nutra en la confrontación y que se deje aún
influir por los mitos y estereotipos propios de la guerra fría. Si superponemos
ese pensamiento a los marcos neoliberales de los años noventa, a su respeto por
las leyes del libre mercado y su descreimiento en el rol del Estado, podemos
llegar a comprender muchos de los caminos erráticos de los últimos tiempos: los
discursos convocantes en simultáneo con las agendas medrosas, los gestos
cargados de reminiscencias revolucionarias y elencos funcionariales
entremezclados de antiguos cavallistas, menemistas y duhaldistas, justificados
siempre por el viejo aserto de que lo nuevo se abre paso necesariamente, entre
las antiguas formas de la política... extrañas formas de interpretación d la
dialéctica en esta orilla del mundo, y que no sólo posibilita ampliamente
justificar todo tipo de transformismos y travestismos, sino que pareciera condenar
a la exclusión definitiva de la política a todos aquellos que no transamos que
no nos mudamos de camiseta, que expresamos siempre lo que pensamos, y que no
nos subimos a los trenes victoriosos ni apostamos nunca por el candidato que se
supone con mas chances.
La construcción del enemigo comprende algunas reglas
elementales, entre ellas y fundamentalmente, la de que el enemigo que se elige
debe parecerlo, que debe ser un enemigo posible y que de ninguna manera puede
poner en riesgo nuestro propio proyecto. De esa manera, es tarea de muchos de
nuestros dirigentes alimentar a su "enemigo" o a sus
"enemigos" posibles durante mucho tiempo, previamente a ese momento
áureo en que deberían apelar a la falsa confrontación que planifican. Así se
explican tantos dineros invertidos en el señor Blumberg, los salvavidas
arrojados al señor Hadad y a su radio reaccionaria, los profesores de las escuelas
militares que siguen formando cuadros en ls antiguos cultos a la lucha
antisubversiva... si no existieran esos oficiales que nos dan la espalda en los
actos protocolares o que nos irritan cuando asisten a actos funerarios por sus
muertos malditos, tal vez estaríamos obligados a plantearnos seriamente si
acaso resulta necesario mantener un ejército en la Argentina o tal vez, tener
que reconocer que la única hipótesis de conflicto válida que tenemos los
argentinos es la que surge de la ocupación de parte de nuestro territorio
nacional por la Gran Bretaña y en ese caso estaríamos tal vez obligados a
modificar las viejas estrategias y los dispositivos navales obsoletos de
nuestra marina de guerra, todavía preparada para acompañar a sus portaviones en
la custodia del Atlántico Sur y preservarlo de los submarinos soviéticos. ¿Qué
portaviones? Hace años que ya no los tenemos... ¿Y que submarinos soviéticos?
Seguramente muchos de nuestros oyentes ni sabrán de que estamos hablando. Sin
embargo, estoy refiriéndome nada menos que a los planes estratégicos de nuestra
flota de mar... ¿Alguno cree que puede ser casual que de pronto aparezca un
francotirador en plena avenida Cabildo? No en Crovara, no; no en Témperley o en
Bernal, no, aparece allí, en el centro mismo de la escena, bajo los focos
mismos de la televisión que con títulos catástrofe nos anuncia: Pánico en
Buenos Aires... se viola a una muchacha en la Estación Callao del Subterráneo
en pleno día... es interesante darse un paseo por allí e imaginar la osadía que
debieron haber desplegado los violadores... y el robo misérrimo en un colectivo
que terminó con la amputación de los dedos del pobre colectivero... le cortaron
los dedos porque así nomás... ¿porque así nomás?
¡Los partidarios de la guerra contra la subversión hacen una
misa y reúnen a mil de sus partidarios! Cuando poco tiempo atrás las campañas
de Derechos Humanos arreciaban, esto habría sido absolutamente impensable. ¿Qué
está ocurriendo que la bestia se despierta, que pareciera encontrar clima para
salir a la calle, para llenarnos las pantallas de las computadoras de sucios
mensajes memoriosos de comisarios y mayores retirados? Creo que se están
disputando las calles las significaciones del dominio social y en medio de un
tránsito timorato y errático entre un modelo de seguridad nacional y otro de
seguridad ciudadana, y que los que ejercieron poder en el anterior modelo no
han sido desplazados y ofrecen cada vez mayores resistencias ... Pero tal vez,
no deberíamos preguntarnos es por que razón a casi veinticinco años de
democracia todavía se encuentran esos sectores en el ejercicio de semejantes y
extendidos poderes... Me pregunto ¿Acaso se los alimenta? ¿Acaso la política al
respecto es la provocación y no la resolución definitiva d los problemas? En
realidad esos sectores horribles, configuran la imagen ideal de un enemigo que
nos permiten reagruparnos no por nuestros propios méritos sino por los
deméritos de ellos, pero que en verdad, no nos pone en verdadero riesgo...
¿Yo me pregunto ahora, si acaso estas prácticas que ni
siquiera podría aseverar que son pensadas, en el sentido de ser proyectadas
conscientemente como estrategias, serán tal vez parte inherente del accionar
político? Me pregunto si acaso Perón
construía también sus falsos enemigos, me pregunto si lo hacía Ben Bella en
Argelia o acaso Nasser en Egipto... Tiendo a creer que no, que ponían toda la
energía en construir un gran frente nacional en procura de los objetivos de
cambio y de transformación que se proponían. Tiendo a creer que construir la
unidad del Pueblo todo, conciliando intereses diversos, recreando los vínculos
de las personas en la Comunidad y resolviendo los problemas que se sucitan en
toda sociedad compleja, no sólo les posibilitó a esos grands hombres estar muy
por encima de sus contemporáneos y ser reconocidos como líderes, sino que les
habría impedido toda maquinación mezquina de construir pequeños enemigos para
seguir concitando en derredor las propias tropas y evitando los debates que
ellos consideran peligrosos.
Creo profundamente como analista político y como comunicador
social, que lo ciudadanos tenemos derecho a hacernos preguntas. Y creo que
tenemos ese derecho, porque mientras tanto juegan al transformismo y convierten
la política en una ruleta o a lo sumo en un ajedrez donde los objetivos suelen
extraviarse en los meandros de las intrigas y de los enjuagues partidarios,
nosotros como Pueblo pagamos un costo demasiado alto. Cada negociación turbia,
cada transacción politiquera, cada construcción de falsos enemigos, cada acción
diversionista, cada disputa por temas menores, cada desencuentro por razones
mezquinas, postergan soluciones y reetrasan los cambios necesarios. Cada
segundo que ellos especulan con sus agendas y sus cronogramas electorales
nuevos niños son lanzados a la miseria, nuevas criaturas se prostituyen,
innumerables víctimas mueren por causas evitables o son atropellados por un
modelo que prioriza los automóviles por encima de las personas. Cada segundo
que ellos, en la corporación política, ocupan en sus erráticos discursos o en
sus componendas, se pierden suelos y bosques nativos que son irrecuperables, la
droga avanza sobre nuevos adictos y la desnutrición condiciona para siempre el
desarrollo neurológico e intelectual de las próximas generaciones de
argentinos.
No lloremos mañana por lo que no fuimos capaces de hacer
hoy...
Me parece que como ciudadanos, deberíamos ser mucho más
duros de lo que somos, que deberíamos ser mil veces más exigentes de lo que
somos, me parece que deberíamos levantar nuestras voces como nunca antes, para
exigir ahora esa justicia que tanto necesitamos. Porque la necesitamos ahora,
porque no hay razones para postergar un día mas la nacionalización del petróleo
o la recuperación de nuestros ferrocarriles, porque no hay razones que
justifiquen mantener el peaje de las autopistas o el que no podamos volver a
las jubilaciones del Estado. No hay razones. No hay razones para continuar
soportando la contaminación del Riachuelo o el genocidio de miles de
localidades pequeñas y medianas que son envenenadas impiadosamente por los
aerofumigadores. No hay derecho. No, no hay derecho a que tengamos que seguir
esperando justicia. El momento internacional es absolutamente excepcional. Es
un momento único. Absolutamente único. No lo perdamos, no perdamos esta gran
oportunidad que nos regala la historia. No lloremos mañana por lo que no fuimos
capaces de hacer hoy, sencillamente porque nos faltó el coraje de tomar
decisiones necesarias.
Jorge Rulli. Programa Horizonte Sur. Radio Nacional. 9 de
julio de 2006