Por la afirmación de una nueva Argentina con base en Dios, Patria, orden, trabajo y justicia social
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domingo, 7 de mayo de 2017
Se producía el nacimiento de Evita, hace 98 años.
La mujer del Presidente de la República, que os habla, no es -en ese sentido- mas que una argentina mas, la compañera Evita, que está luchando por la reivindicación de millones de mujeres, injustamente pospuestas en aquello de mayor valor en toda conciencia: La voluntad de elegir, la voluntad de vigilar, desde el sagrado recinto del hogar, la marcha maravillosa de su propio país. Esta debe ser nuestra meta.
29 de enero de 1947
domingo, 13 de noviembre de 2016
Palabras de Eva Perón
"¡Si, soy peronista!, fanáticamente peronista pero no sabría decir que amo más: si a Perón o a su causa; que para mi, todo es una sola cosa, todo es un solo amor; y cuando digo en mis discursos y en mis conversaciones que la causa de Perón es la causa del pueblo, y que Perón es la Patria y es el pueblo, no hago sino dar prueba de que todo, en mi vida, está sellado por un solo amor". Es que solamente los fanáticos -que son idealistas y son sectarios- no se entregan. Los fríos, los indiferentes, no deben servir al pueblo. No pueden servirlo aunque quieran.”
viernes, 1 de mayo de 2015
Discurso de Evita en el Día del Trabajador - Plaza de Mayo (1952)
Mis queridos descamisados:
Otra vez estamos aquí reunidos los trabajadores y las
mujeres del pueblo; otra vez estamos los descamisados en esta plaza histórica
del 17 de octubre de 1945 para dar la respuesta al líder del pueblo, que esta
mañana, al concluir su mensaje dijo: "Quienes quieran oír, que oigan,
quienes quieran seguir, que sigan". Aquí está la respuesta mi general. Es
el pueblo trabajador, es el pueblo humilde de la patria, que aquí y en todo el
país está de pie y lo seguirá a Perón, el líder del pueblo, el líder de la
humanidad, porque ha levantado la bandera de redención y de justicia de las
masas trabajadoras; lo seguirá contra la opresión de los traidores de adentro y
de afuera, que en la oscuridad de la noche quieren dejar el veneno de sus
víboras en el alma y en el cuerpo de Perón, que es el alma y el cuerpo de la
patria. Pero no lo conseguirán como no han conseguido jamás la envidia de los
sapos acallar el canto de los ruiseñores, ni las víboras detener el vuelo de
los cóndores. No lo conseguirán, porque aquí estamos los hombres y las mujeres
del pueblo, mi general, para custodiar vuestros sueños y para vigilar vuestra
vida, porque es la vida de la patria, porque es la vida de las futuras
generaciones, que no nos perdonarían jamás que no hubiéramos cuidado a un
hombre de los quilates del general Perón, que acunó los sueños de todos los
argentinos, en especial del pueblo trabajador.
Yo le pido a Dios que no permita a esos insectos levantar la
mano contra Perón, porque ¡guay de ese día! Ese día, mi general, yo saldré con
el pueblo trabajador, yo saldré con las mujeres del pueblo, yo saldré con los
descamisados de la patria, para no dejar en pie ningún ladrillo que no sea
peronista. Porque nosotros no nos vamos a dejar aplastar jamás por la bota
oligárquica y traidora de los vendepatrias que han explotado a la clase
trabajadora, porque nosotros no nos vamos a dejar explotar jamás por los que,
vendidos por cuatro monedas, sirven a sus amos de las metrópolis extranjeras;
entregan al pueblo de su patria con la misma tranquilidad con que han vendido
el país y sus conciencias; porque nosotros vamos a cuidar de Perón más que si
fuera nuestra vida, porque nosotros cuidamos una causa que es la causa de la
patria, es la causa del pueblo, es la causa de los ideales que hemos tenido en
nuestros corazones durante tantos años. Hoy, gracias a Perón, estamos de pie
virilmente. Los hombres se sienten más hombres, las mujeres nos sentimos más
dignas, porque dentro de la debilidad de algunos y de la fortaleza de otros
está el espíritu y el corazón de los argentinos para servir de escudo en
defensa de la vida de Perón.
Yo, después de un largo tiempo que no tomo contacto con el
pueblo como hoy, quiero decir estas cosas a mis descamisados, a los humildes
que llevo tan dentro de mi corazón que en las horas felices, en las horas de
dolor y en las horas inciertas siempre levanté la vista a ellos, porque ellos son
puros y por ser puros ven con los ojos del alma y saben apreciar las cosas
extraordinarias como el general Perón. Yo quiero hablar hoy, a pesar de que el
general me pide que sea breve, porque quiero que mi pueblo sepa que estamos
dispuestos a morir por Perón y que sepan los traidores que ya no vendremos aquí
a decirle "presente" a Perón, como el 28 de septiembre, sino que
iremos a hacer justicia por nuestras propias manos.
Hay mucho dolor que mitigar; hay que restañar muchas
heridas, porque todavía hay muchos enfermos y muchos que sufren. Lo
necesitamos, mi general, como el aire, como el sol, como la vida misma. Lo
necesitamos por nuestros hijos y por el país en estos momentos inciertos de la
humanidad en que los hombres se debaten entre dos imperialismos; el de derecha
y el de izquierda, que nos llevan hacia la muerte y la destrucción. Y nosotros,
un puñado de argentinos, luchamos junto con Perón por una humanidad feliz
dentro de la justicia, dentro de la dignificación de ese pueblo, porque en eso
reside la grandeza de Perón. No hay grandeza de la Patria a base del dolor del
pueblo, sino a base de la felicidad del pueblo trabajador.
Compañeras, compañeros: Otra vez estoy en la lucha, otra vez
estoy con ustedes, como ayer, como hoy y como mañana. Estoy con ustedes para
ser un arco iris de amor entre el pueblo y Perón; estoy con ustedes para ser
ese puente de amor y de felicidad que siempre he tratado de ser entre ustedes y
el líder de los trabajadores.
Estoy otra vez con ustedes, como amiga y como hermana y he
de trabajar noche y día por hacer felices a los descamisados, porque sé que
cumplo así con la Patria y con Perón. He de estar noche y día trabajando por
mitigar dolores y restañar heridas, porque sé que cumplo con esta legión de
argentinos que está labrando una página brillante en la historia de la Patria.
Y así como este 1º de mayo glorioso, mi general, quisiéramos venir muchos y
muchos años y, dentro de muchos siglos, que vengan las futuras generaciones
para decirle en el bronce de su vida o en la vida de su bronce, que estamos
presentes, mi general, con usted.
Antes de terminar, compañeros, quiero darles un mensaje: que
estén alertas. El enemigo acecha. No perdona jamás que un argentino, que un
hombre de bien, el general Perón, esté trabajando por el bienestar de su pueblo
y por la grandeza de la Patria. Los vendepatrias de dentro, que se venden por
cuatro monedas, están también en acecho para dar el golpe en cualquier momento.
Pero nosotros somos el pueblo y yo sé que estando el pueblo alerta somos
invencibles porque somos la patria misma.
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